Estoy harto.
Estoy harto de esta dictadura travestida de democracia.
Estoy harto de esta antediluviana recua de desmañados que afirman gobernarnos.
Estoy ahíto de estos mentecatos con ínfulas fascistoides en lo social y sin rumbo lógico pero sí ideológico en lo económico, que apoltronados en púlpitos, altarejos y juzgados ejecutan retrógradas medidas que mutilan aquello que tanto nos costó: la conquista del progreso.
Estoy harto de esta antediluviana recua de desmañados que afirman gobernarnos.
Estoy ahíto de estos mentecatos con ínfulas fascistoides en lo social y sin rumbo lógico pero sí ideológico en lo económico, que apoltronados en púlpitos, altarejos y juzgados ejecutan retrógradas medidas que mutilan aquello que tanto nos costó: la conquista del progreso.
Estoy
hastiado por el desempleo, indómito jinete del
Apocalipsis, que nos está zambullendo en una indigencia no vista
desde la posguerra.
Cabreado con las autopistas sin coches. Colérico por los flamantes aeropuertos, yermos decorados de cartón piedra sin aviones,
que exhiben estatuas honrando al fachoso promotor, enojado por los despilfarros sin culpables.
Estoy
harto del rescate a la banca, del griego que Grecia hace con el euro,
de la prima de riesgo, de los improcedentes recortes, de los leoninos desahucios.
Cabreado
con la ley del aborto, enésima medida de retroceso inaceptable, empachado de toxicómanos, fulanas y adúlteros, adalides de la prensa rosa.
Estoy
harto de sufragar los emolumentos de una monarquía caduca y desvencijada.
Harto de la troika, de la 'moderación' salarial, de la
'movilidad exterior', del copago sanitario, de las indemnizaciones
en diferido, de la evasión de capitales de las grandes corporaciones
que imploraron la reforma laboral, de la hija celíaca del
propietario de Mercadona.
Hastiado de que, bajo patrias banderas, se monopolice el pensamiento. Estoy harto de adargas, de porras, de cargas policiales, de que los garrotes sometan a las palabras.
Indignado
por el tráfico de influencias, por la contabilidad furtiva, por el
latrocinio de guante blanco del peculio público, por las nirvanas
fiscales y por la jubilación anticipada con sazonadas prestaciones.
Estoy harto. Harto de los que están hartos. Harto de los hartos cabreados con los que están hartos.
Estoy harto. Harto de los que están hartos. Harto de los hartos cabreados con los que están hartos.
Los mentecatos, las cabezas de turco, somos nosotros, los
ciudadanos. Adolecemos de coraje, de espíritu francés. Incluso, de dos
dedos de frente.
¡ Por favor !.
¡ Por favor !.