lunes, 30 de julio de 2012

ME VOY DE VACACIONES

La maleta abierta encima de la cama me crea un poco de ansiedad y me masturbo compulsivamente a fin de mitigarla. En un dos días estaré tomando el sol, completamente relajado y desnudo, tumbado en una playa de finísima arena blanca en la parte más salvaje del Yemen. Me voy a descansar, a tocarme merecida y literalmente los huevos durante 15 días,  a desconectar, y nunca mejor dicho, porque ni señal de móvil hay en la jodida playa. Leeré libros, haré deporte, danza y patinaje, en fin, todo aquello que me apasiona y no puedo practicar durante el año por falta de tiempo.
Y os preguntaréis, ¿ Por qué cojones este gilipollas ha escogido como destino de sus vacaciones el Yemen?. La respuesta es simple: por las medusas que están acechando las playas del litoral de este hospitalario país.
Sí, esas alimañas raras, abundantes, urticantes y molestas, que son a la vez, una curiosidad biológica que presentan estéticas fabulosas, dignas de los mejores cuadros de Kandinsky. Unos simpáticos seres acuáticos que  son capaces de estropearnos un magnífico día si se tiene un mal encuentro. El fondo del mar parece el espejo de un espacio galáctico poblado por estos exóticos seres que evocan cerebros flotantes, conciencias translúcidas conectadas a la mente del océano.
En la costa del Golfo de Aden se ha detectado este verano una atroz especie que ha mutado genéticamente, unas bailarinas marinas conocidas como las medusas del Yemen. Nadando con su peculiar sistema a propulsión, danzando como expertas zarabandistas, sacudiendo las aguas mientras sus piruetas van llenando el espacio visual, nos pueden resultar  atractivas y seductoras. Y yo quiero conocerlas, abrazarlas, besarlas. El veneno de sus tentáculos, dicen que es  muy tóxico y deja quemaduras graves, e incluso  puede causar la muerte. Los síntomas comunes a las picaduras de estas extrañas medusas, sin contar con que el paciente sea alérgico o tenga algún tipo de enfermedad que haga variar estos, son: dolor, erecciones, ardor, hemorroides,  inflamación,  amputaciones genitales y sangrado. Pero estoy dispuesto a arriesgarme.





miércoles, 25 de julio de 2012

LECCIONES BÁSICAS DE GIMNASIA

Mísero entretenimiento eventual para unos, grotesca afición para otros, desdichada profesión para unos pocos elegidos, y un jodido calvario torturador para la gran mayoría. La gimnasia puede ser más peligroso para la salud que fumar o consumir sustancias psicotrópicas, provocando degarradoras lesiones, amargo cansancio e incluso infartos.
La gimnasia es una irrisoria actividad integrada por un sistema de lacerantes ejercicios físicos, diabólicamente escogidos y de dantescos métodos científicos encaminados a solucionar los problemas del desarrollo físico integral, a perfeccionar las capacidades motoras y, según dicen, mantener y mejorar el estado de salud de los intrépidos que osan practicarla.
El efecto saludable de los ejercicios, aunado al mejoramiento de las posibilidades  funcionales del organismo, colocan a la gimnasia en un lugar privilegiado de carácter rector para el adecuado desarrollo físico de las jóvenes generaciones. Una firme organización del proceso pedagógico, una concreta orientación de los medios, así como la utilización creativa de los métodos, forman condiciones adecuadas para solucionar un sinnúmero de tareas educativas.
Una  adecuada  tabla de ejercicios,  incluye, a parte de mucho cansancio,  un  entrenamiento  para  todos  los  músculos  del  cuerpo  y  una congruencia en las regiones del organismo que deben trabajarse,  incluyendo los días de descanso necesarios.
Toda tabla de ejercicios deberá ser complementada con una nutrición adecuada, rica en colesterol y dulces, y suplementos vitamínicos como la cerveza o un zumito de manteca de cerdo. Se admite también la ingesta  de esteroides,  siempre y cuando, el intrépido gimnasta  no sea alérgico a los anabolizantes androgénicos.
Centrémonos en la tabla de ejercicios que nos ayudaran a perder esos kikitos de más.
Lo primero es elegir la ropa. El Decatthlon sobrevive gracias a esta estúpida práctica. Adquiriremos una camiseta de talla inferior y unas mallas de color fucsia siempre que sea posible.
Una vez perdida la dignidad al enfundarnos los atuendos pertinentes, procederemos a iniciar la siguiente tabla de ejercicios:

1.- Sentadilla completa. En una postura antinatural, en posición de loto, procederemos a 5 minutos de relajación. Es aconsejable pensar en una sandía. Inhalaremos y exhalaremos el aire de forma pausada, y escupiremos flemas mucolíticas si las hubieran. Recitar poesía nordcoreana puede sernos de gran ayuda.
2.- Elevación de talón con barra en hombros. Agarraremos fervorosamente nuestro pie, y lo estiraremos atrozmente hasta ponerlo a la altura de nuestra cabeza. Puede parecer una pose algo primitiva y ridícula, pero son innumerables los beneficios que aportarán a nuestras piernas. El crujido de los músculos en esta fase es absolutamente normal, pues es muy probable la rotura fibrilar en cuádriceps, bíceps femoral y gemelo interno. Flatulencias incontroladas e indeseadas, son muy frecuentes en esta etapa de la tabla. No debemos avergonzarnos. Se realizarán 3 series de por lo menos 15 repeticiones, descansando 45 segundos entre cada ejecución.
3.- Curl abdominal declinado. Con la espalda erguida, estiraremos una pierna de forma de que ésta, esté en toda su longitud en contacto con el suelo. Es muy posible que al realizar este ejercicio, los abductores sean devastadoramente mutilados, produciéndonos una desagradable sensación de dolor. Pero es precisamente ahí, cuando el músculo trabaja. Es recomendable hacer este ejercicio desnudo, pues el cosquilleo que genera el contacto de la base en la que estamos sentados contra nuestros genitales, puede amortiguar el suplicio. Se realizará 3 series de por lo menos 10 repeticiones, descansando cinco minutos  entre cada ejecución.
4.- Curl femoral. Con los brazos alzados, como si estúpidamente quisiéramos arañar una nube del cielo, intentaremos alcanzar los dedos de nuestros mugrientos pies. El inclemente rechinamiento de las vértebras y la cuasi-desnucación, son los diestros indicios que nos revelarán que el ejercicio se está efectuando de forma correcta. Se realizarán 10 series de 10-15 repeticiones, descansando ya  media hora entre cada ejecución.
5.- Flexión-extensión de rodillas. Con la espalda ya más tiesa que una estaca, procederemos a flexionar las rodillas, como si fuéramos a sentarnos en el retrete para poner en práctica el noble arte del vaciado de los intestinos. Subiremos y bajaremos hasta que oigamos el chasquido de la rotura de menisco. Se realizarán 3 series de por lo menos 10 repeticiones para los  primeros 4 ejercicios y por lo menos  20 repeticiones para el último. Deberemos descansar 2 horas  entre cada ejecución. Se permite ya fumar en el receso.
6.- Abdominales sincrónico-convulsivas. Fumado el cigarrito, procederemos, con la espalda yaciendo en el suelo, a estirar los pies, como si quisiéramos con los mejillones de nuestras pezuñas, escarbar al Astro Rey. El dolor estomacal debe ser intenso. Iniciaremos entonces unos vehementes, epilépticos y absurdos movimientos con nuestros brazos, intentando tocar las sucias uñas de nuestros pies. Es sumamente probable el vómito y la incontinencia fecal. No pasa nada. Después lo limpiaremos. Se realizarán 5 series de 100 abdominales, descansando 3 horas entre cada ejecución.
7.- Reposo absoluto. Concluidos los ejercicios, y en posición fetal, se procederá a una merecida  fase de sosiego y descanso.
He aquí una pedagógica ilustración de este interesante compendio:




miércoles, 18 de julio de 2012

LA SUBASTA

Tras bajar del autobús, rodeé su rubeniana cintura con el brazo, tal y como solía hacer siempre, aunque ella comprendió, por la forma de llevarla, que lo había hecho de forma instintiva. Sin embargo, Jacinta me correspondió haciendo lo mismo. Mientras caminábamos hacia sala de subastas, ella se llevó la mano libre a su grasiento cabello de tres pisos, atusándolo levemente, dando a entender que la suave brisa que soplaba le había descolocado su espantoso flequillo. Tan sólo era una excusa para poder girar la cabeza hacia y verme la cara. Desilusionada, vio que la expresión de mi rostro no había cambiado. Ver aquella alimaña me causaba náuseas. Dudaba entre besarla o agredirla. Tenía una nariz espantosa, era gigantesca, con la punta caída y globulosa, la tenía desviada, y la arrugaba como un conejo para parecer más adorable. Su cara era espantosa, llena de llagas y cicatrices, un rostro que abría al resto del mundo nuevos senderos en el campo de la lástima. Era tan fea que cuando la veían los albañiles se ponían a trabajar. Parecía tan ausente que, por un instante, temió que yo no estuviera allí realmente. Inconscientemente, Jacinta puso su mantecosa mano sobre la mía, apretándola contra su cintura para reafirmar su presencia. Di un pequeño respingo, como si despertara de un sueño, y giré la cabeza. Ella sonrió usando todos sus músculos faciales y dejando al descubierto unos espantosos, desiguales y torcidos dientes de castor. Le devolví una sonrisa forzada. Por un instante, pensó que había vuelto, y se sintió estúpidamente feliz de volver a ser el centro de mi atención.
Llegamos a la sala de subastas rebosante de actividad para que nos explicaran las normas de la licitación. Nos sentamos en primera fila. Jacinta se revolvió en su asiento. El tacto de la tela de la falda sobre su piel le recordó que no llevaba ropa interior. Se excitó levemente. Sonrió socarronamente. Siempre le ocurría igual.  
El subastador colgó el primer retrato sobre la mesa de roble, para que todos pudieran contemplarlo. Lo cuidó con mimo y comenzó la puja. Se trataba de un severo y dantesco retrato de aquellos cuadros de antepasados que se colocan sobre chimeneas de caserones.
- Muy bien, señores, comencemos. ¿Cuánto ofrecen por este retrato?”-. Se hizo el silencio, aunque enseguida empezaron a oírse susurros y algún que otro eructo en la sala. Un mórbido hombre, de aspecto grotesco que mostraba amplias manchas de sudor en las axilas, dotado de un enorme barriga que le deformaba una camisa que se abría delatando un ombligo  peludo  con la capacidad de fabricar jerseys para abastecer un H&M, ofreció 500 €. Pobre cabrón. -“500 € a la una, a las dos, a las tres....¡Vendido! Vendido por 500 € al miserable señor del fondo”-exclamó el subastador, adjudicando el retrato al grasiento individuo, que había sido el único interesado en comprar el cuadro. Al oír el mazazo sobre la mesa de subastas, Jacinta se asustó como una coneja.
"-Continuemos los remates con este retrato de Fernando de Austria. ¿Quién ofrece por este retrato?"-. Hubo un gran silencio. El parecido de aquel decrépito monarca con Lady Gaga era asombroso. Entonces una gutural y desagradable voz del fondo de la habitación gritó: "¡Queremos ver las pinturas de calidad! ¡Olvídese de ésta!"-. Sin embargo el subastador persistió: -¿Alguien ofrece algo por esta pintura?, ¿1.000 €?, ¿2.000 €?"-. 
El subastador continuaba su misión: -“Fernando de Austria!!” ¡¿Quién se lleva Fernando de Austria?”- .
Finalmente, una voz se oyó desde muy atrás del cuarto: -"¡Yo doy diez € por la jodida pintura!"-. Era una sudorosa y vieja gorda, con voz de fumadora de Ducados y con un muslo de pollo en la mano.  -"¡Tenemos 10 €!, ¡¿Quién da 20?!"- gritó el subastador. 
-"¡Dásela por 10 €! ¡Muéstranos de una puta vez las obras maestras!"-, dijo otro exasperado."  Jacinta,  había perdido la dignidad al quedarse dormida con la boca abierta encima de mi hombro. La desperté de un brutal bofetón. Despertó de golpe con aquella cara que se le queda a tu padre cuando le dices que te va la zoofilia.
La multitud se estaba poniendo enojada. Nadie más quería aquella pintura. El subastador golpeó por fin el mazo: -"Va una, van dos, ¡VENDIDA por 10 € a la gorda sebosa del fondo!"-.
Un hombre que estaba sentado en segunda fila gritó feliz: -"¡Ahora empecemos con la  jodida colección!"-. El subastador, sin contagiarse, continuó arengando a su público.-“ El siguiente lote es una magnífica colección de pelo púbico de Marujita Díaz” -¿Cuánto vale esta reliquia?. Digan ustedes. ¿Quién me da, por lo menos, 1.000 €?"-. El público se miró cómplice y tímidamente, mientras los organizadores empinaban copas de vino para reducir la ansiedad. Un obseso sexual gritó -” 2.000 €”- mientras se frotaba compulsivamente los genitales. -“El perturbado del abrigo negro ofrece 2.000. Alguien brinda 2.500?”-Silencio sepulcral. -"2.000 a la una, 2.000 a las 2, y…adjudicado al impúdico caballero del abrigo negro"-. Yo estaba construyendo hábilmente un avión de papel con el catálogo sin prestar atención al objeto que en aquellos momentos estaba siendo subastado. De inmediato levanté la vista hacia el subastador para ver qué objeto se encontraba en aquellos momentos en la puja.
Un cuadro de Luizzi Gilarddino. El misterioso cuadro captó por completo mi atención, hechizándome, seduciéndome, y tras comprobar el dinero que podía gastarme decidí concentrarme en la subasta. Pronto salió a puja tan codiciado ejemplar, por el cual confiaba en que nadie pujara. -" Se inicia la puja en 200 €."-. El silencio continuó, lo que favorecía mis expectativas de adquirirlo. El pobre hombre que conducía la subasta intentaba por todos los medios animar la puja, pero no había manera. Nadie parecía mostrar el más mínimo interés por un trozo de papel pintado. Levanté mi cartulina. -"El asqueroso caballero con la máscara de spiderman ofrece 200 €.- Doscientos a la una.”- . Mi expectación iba en aumento a medida que se acercaba el final. “- Doscientas a las dos.”-. Me imaginaba pasando mis manos por cuadro. El subastador hizo una breve pausa antes de pronunciar la sentencia definitiva que correría la obra. Sin duda buscaba crear algo de expectación esperando que alguien hiciera una contra oferta. Pero nada de eso sucedió, y el retrato cayó en mi poder.
-“Doscientas a las tres. Adjudicado al señor Prepuzio.”-





viernes, 13 de julio de 2012

EL NUDISMO

El nudismo, a diferencia de la errónea creencia popular que sostiene que es el arte de crear nudos, es una forma de vida en armonía con la naturaleza, caracterizado por la práctica del desnudo en común, con la intención de favorecer el respeto por uno mismo, por los demás y el medio ambiente.
En realidad, el nudismo no tiene nada que de nuevo o radical. Se trata de una filosofía que se remonta a miles de años atrás y que nada tiene que ver con los movimientos de trasgresión del pasado siglo o de la actualidad. En culturas ancestrales tan diversas como la del cuasi-hombre del neolítico, la del australopithecus, la de los machotes de los homo sapiens en épocas de glaciaciones, pasando por la japonesa, romana, yemenita o hawaiiana, el nudismo era comúnmente practicado. El nudismo, según sus practicantes, es una excelente método de ahorro en la economía doméstica, ayuda a perder complejos, a perder de forma inmediata la dignidad, ya que el aceptarse uno mismo y reconocer sin traumas ni tapujos el propio cuerpo, hace crecer la autoestima, aportando una mayor estabilidad personal y emocional. Yo lo practico habitualmente: Recibo al motorista del restaurante chino completamente desnudo. Este apasionante movimiento ha hecho conciencia de que, desgraciadamente, cada vez hay menos cuerpos jóvenes en las playas, resorts y campamentos que lo organizan. Y las viejas generaciones que abrazaron la bandera del desnudo, cuyo boom podría ubicarse entre finales de los sesenta y principios de los ochentas, temen por la potencial extinción de esta corriente si no son capaces de atraer pronto a nuevas filas de jóvenes que refresquen la ideología nudista y, claro está, el paisaje corporal.
De acuerdo con las principales organizaciones nudistas en el mundo, y a pesar de las pruebas científicas sobre los beneficios concretos de la desnudez, tanto para la salud física como mental, la incorporación de nuevos miembros ha ido en picada desde hace unos años, lo cual parece deberse a que las nuevas generaciones no se sienten atraídas por pasar unas vacaciones rodeados de baby boomers desnudos. Actualmente las playas nudistas están plagadas de octogenarias de tetas como si les hubieran pegado con celo en el pecho dos chuletas de ternera. Michelines hercúleos que les rodean unas cinturas llenas de estrías, barrigas enormes que parecen faldas de paja de las tribus burundunga, y un bosque enusino y frondoso en el monte de Venus tal gato pegado de la cola en el pubis. Abuelos con falos arrugados, abrasados, torcidos y peludos. 
Pero, “¿Por qué el nudismo?”,”¿Por qué bañarse y convivir desnudos delante de todo el mundo?”. Son preguntas que muchos se hacen respecto a quienes lo practican. La respuesta por su parte, algo soberbia,  siempre es la misma: “¿Por qué no?”. Los términos “nudismo” y “naturismo” se emplean muchas veces como sinónimo, aunque en realidad éste último supone una concepción más global que el simple hecho de ir en cueros, concibiendo el nudismo como parte de una forma de vida basada en el contacto directo con la naturaleza. Por ello, el desnudo se percibe como algo bueno y positivo, como la aceptación total de uno mismo y como un derecho a expresarse de forma apropiada, natural y, sobretodo, no sexual. El nudismo es una actividad que también depende de las costumbres de cada lugar. Es obvio que si alguien camina en pelotas por la calle, con el solo uso de los calcetines en las orejas, cuando el acuerdo es hacerlo vestido, el nudismo se convierte en un acto hostil y provocador. Pero el nudismo en sí, es decir, dejando de lado los beneficios que puedan reportar a quienes lo practican, es una actividad que desde el punto de vista espiritual es totalmente inocua. No obstante, especialmente para los varones, disfrutar del desnudo, dónde se aprecia todo el detalle y la plenitud del cuerpo, requiere ciertos ejercicios de control a fin de evitar después cualquier impulso vergonzoso que los ponga en evidencia…
Yo soy tremendamente respetuoso con este movimiento, lo practico con frecuencia. No hay nada más maravilloso que la sensación de sentir la brisa, el agua del mar o de un río entrando en directo con todos los poros de tu cuerpo. El hálito, acariciando suavemente el escroto y el culo, juguetando con los genitales... Es una sensación tan sana y tan maravillosa… Es indescriptible:






martes, 10 de julio de 2012

MONTAR EN BICI

La bicicleta es una sana y sencilla manera de moverse. Montar en biciclo, a ser posible con una cesta rosa en la parte posterior, para mantener la decencia, supone un magnífico ejercicio cardiovascular que fortalece nuestro colesterólico corazón. Es un deporte que hasta el más necio es capaz de aprender. Además, la participación de los músculos y de las articulaciones es máxima en número e intensidad. Está científicamente comprobado y demostrado que la intensidad del maravilloso ejercicio realizado al montar encima de este fascinante artilugio nos aporta excelentes beneficios a la salud. Enfundados en un ridículo y atrozmente ceñido maillot, tal indumentaria de ballet, pedaleando como gilipollas, sudando como un sucio becerro, al menos media hora, se entrenan al máximo los cuádriceps y se tonifican y endurecen los glúteos:  ejercitamos la parte superior (pecho, espalda, hombros) y la parte inferior del cuerpo (muslos, nalgas, pantorrillas y escroto) y ésto nos aporta beneficios directos sobre nuestra salud. Los mayores dividendos de la bicicleta se encuentran en un uso regular; aquellos memos e intrépidos que acuden al trabajo a diario en bicicleta gozan de unas ventajas para su salud mayores que quien practica deporte solamente los fines de semana. Su uso de forma regular reducirá el riesgo de infarto en un 50%. El otro 50 % sufre la embolia practicando precisamente este fascinante deporte, cuando es adelantado por una moto, y en un estéril intento por no dejarse intimidar, quiere adelantarla. Con el ejercicio del pedaleo, el ritmo cardíaco máximo aumenta, proporcionalmente a la mala leche que el mismo produce, y la presión arterial disminuye. 
Estos son algunos beneficios: el corazón trabaja economizando, faltándonos el oxígeno y por consiguiente, escupiendo por la boca, totalmente mareado, las colillas del Marlboro. Es frecuente la regurgitación del último tentempié. El sudor se desliza simpáticamente hasta entrar en contacto con nuestras retinas, produciéndonos una agradable sensación de escozor. Se reduce el colesterol LDL con lo que los vasos tendrán muchas menos posibilidades de calcificarse, y a la vez aumentará el HDI inyección turbo, o colesterol bueno. Los vasos sanguíneos se conservan flexibles y saludables cuando las debilitadas y postradas piernas se mueven cada día. El cerebro se oxigena más y nos permite pensar con más facilidad. Está comprobado que los que montan en bicicleta regularmente sufren menos enfermedades psicológicas y depresiones y que tienen mayor facilidad para diplomarse en un curso de CCC. Las endorfinas, también conocidas como hormonas de la felicidad, se generan con el ejercicio físico, de forma más notable cuando se permanece más de una hora sobre la bicicleta, provocando unas incontroladas ganas de cantar.
Por otro lado, existe también la posibilidad de una caída y una magulladura en el pecho al entrar en contacto con el asfalto, destrozos de rodillas, algunos rasguños, puntos de sutura y huesos rotos.
No obstante, montar en bicicleta puede causar problemas de índole sexual en los hombres, entre ellos de erección, según un estudio presentado en Ancona ( Italia ) durante el congreso nacional de la Sociedad Italiana de Andrología.
Los especialistas que participaron en dicha reunión analizaron los problemas urológicos relacionados con caídas y golpes fuertes en los varones que utilizan, bien sea por ocio, por deporte o por necesidad, la bicicleta. Un golpe fuerte puede provocar en el hombre la rotura de la arteria cavernosa (del pene) con la consiguiente invasión de la sangre en el cuerpo cavernoso.
Este desequilibrio, continúa el estudio, supone una erección continua y dolorosa que, por lo general, conlleva la consulta a un especialista tras haber esperado un tiempo a que el fenómeno desaparezca por sí mismo. El documento presentado en el congreso también explicó que los pequeños traumas causados por el sillín de la bicicleta pueden provocar disfunción eréctil, que se puede prolongar durante varias semanas, como les ocurre a algunos ciclistas profesionales después de una larga competición.
Por ello, es aconsejable montar en bici de la siguiente forma:


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miércoles, 4 de julio de 2012

LA PARTIDA DE PÓKER


Me tomé el décimo whisky con horchata. Mi alcoholismo crónico me apuntó de nuevo con una afilada navaja al cuello. No tuve más remedio. La suerte me estaba castigando atrozmente, y estaba asfixiado por las deudas del juego.
Mi tío Eresmildo, recién salido del presidio, condenado por mala praxis médica, había ofrecido su casa al grupo para la velada, y como era sin duda la mejor y más surtida, ninguno había puesto pega alguna. Había dispuesto una mesa bien variada de comida y bebida, con sirvientas desnudas bien adiestradas para ir llenando platos y copas conforme se vaciaran. Deseaba una larga reunión ludópata con sobremesa y partida de póker, y lo quería conseguir. El tapete de juego estaba formada por cuatro individuos: Mi tío, el Dr. Eresmildo Prepuzio, Filadelfo, un reputado y grotesco copiloto de rallys tartamudo, Fructuoso, un experimentado buzo de recogida de pelotas de golf que vestía un mugriento chándal de color vistoso, reflectante, como los chalecos de los basureros, y del que se podía oler el hedor a sudor fresco mezclado con el dulzor nauseabundo del anís, y por supuesto, yo.
La noche transcurrió más o menos como estaba previsto. Como no podía ser de otra manera, yo resulté el labriego que todos esperaban y fui perdiendo cantidades que, en partes más o menos proporcionales, fueron a parar a mis tres adversarios. La mala suerte del que sabe que tiene mala suerte. Intentaba sobreponerme a ella, pero no podía.
Filadelfo, mi tío, y el individuo de mejillas rosadas y surcadas por venitas rotas, ganaron la cuatro primeras partidas. Las apuestas fueron subiendo de cantidad.
En la quinta partida, tenía un ocho de picas boca arriba, y la suerte hizo que me quedara con una pareja de ases y otro ocho; cambié una carta y obtuve un nuevo ocho. Full. Una buena jugada, aunque no muy elevada. Filadelfo, mientras sorbía el gintonic al que previamente, y aprovechando su breve ausencia para ir al aseo, escupí dentro las infectas expectoraciones de mi cruel resfriado,  pidió dos cartas y cambió la que tenía boca arriba. Lo tenía… Puso un As a la vista de todos, pero la carta que se había llevado era un ocho. Yo tenía los otros tres en mis deformes manos. Y aunque el suyo era de rombos, mismo palo que su As, era imposible que tuviera escalera de color. Un póker de ases no era una opción; nunca es una opción para el resto de jugadores. Debía arriesgar,  así que me lancé al fango:
-“Empiezo.
 ¡¡Mil Euros!!"- vociferé golpeando mi pene encima de la mesa.
Mi tío, que hábilmente utilizaba su severo bizqueo para desorientar a sus adversarios, dudó sólo una fracción de segundo, repasando mentalmente las posibles jugadas de los demás, y decidió que valía la pena arriesgarse. -"Dos mil"- sonrió mostrando su dentadura devastada por el escorbuto mientras ponía los billetes encima de la mesa.
-“Voy!”- afirmé con rotundidad mientras el humo del cigarro que colgaba lacio entre mis labios, me hacía poner esa cara de cuando Clint Eastwood mira al sol.
Y, cuando metí la mano en el bolsillo para sacar el dinero que diestramente había mezclado con billetes del Monopoly, noté un cosquilleo. El hormigueo del tahúr empedernido. La pasión del ludópata.
-“Y subo otros dos mil.”- grité visiblemente eufórico. Era el ansia del jugador, que tanta bazofia había traído a mi vida.
Fructuoso se limpió el sudor de su frente, aliviado por no estar en esa pelea. Tenía en su cuero cabelludo garrapatas del tamaño de murciélagos.
Yo enseñé mi full de ochos y ases. Y de pronto me relajé: -"Full de ochos y ases"- susurré con aires de ganador, esbozando una aterradora risita.
Miré a mi tío con una sonrisa indisimulada en mi boca, y el muy hijo de puta, me la borró de un plumazo: Escalera de color. Baja, del dos al seis de rombos. Retiró el dinero del centro de la mesa con cierta indolencia, como si no le importara, sabiendo que yo salivaba como un perro hambriento a la puerta de una carnicería.

Empecé a hablar lenguas muertas, a inventar palabras, a emitir psicofonías en alemán. El asma empezaba a hacer estragos en mis demacrados pulmones. Alcé los brazos mirando al cielo a la vez que gritaba: -" Nooooooooooo!!!!"- Me había arruinado.
Iniciamos la sexta y última partida. Debía reponerme como fuera. Filadelfo repartió de nuevo las cartas con  facilidad de croupier, con un gesto de concentración, mostrando unos dientes tan amarillos que se podía untar de mantequilla una barra de pan. Posiblemente aquella estremecedora boca sólo había sido besada por los palillos.
Levanté mis cartas y tuve una inesperada erección. Cinco cartas: Reina de tréboles, Reina de picas, Reina de diamantes, el grotesco comodín y un cuatro de bastos. Comencé a sudar, a sangrar por los oídos. Me sequé el sudor con la funda de ganchillo para el papel higiénico que mi madre me había regalado, y que tanta suerte me traía. Los costrones de legañas cayeron encima de la mesa al abrir mis ojos como naranjas. Chupé el limón de mi whisky tratando de tranquilizarme. Tenía un póker. Intenté disimular silbando una canción de Falete, pero probablemente mis pupilas me delataron. 
-"Una"- susurré cambiando el cuatro de bastos que no sé qué coño hacía allí. Levanté la carta y repentinamente eyaculé. Algún gato debía haberse cruzado con un hombre negro. Era la inmaculada Reina de Corazones. ¡¡Repóker!!. Estaba más inquieto que Don Quijote en un parque eólico.
-" Voy. 5.000€ y mi casa"- susurré intentando simular que era un farol con fingidos tics nerviosos faciales.
Filadelfo y mi tío se retiraron, pero Fructuoso, arrugando un entrecejo capaz de amortiguar el impacto de una bala, replicó: -" 5.000 €, mi casa y el que pierda, se rasura una ceja."-.
-" Lo igualo"- vociferé mientras eyaculaba por segunda vez. Fructuoso, mostró sus cartas: Full. Respiré aliviado. La suerte se había aliado conmigo. La Reina de Corazones había venido a rescatarme.- " Repóker"- grité enseñando mis cartas.



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